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El lado oscuro de los héroes del cine

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Posted on : 7:55 | By : Pensar... | In : , ,


Este es el subtitulo del libro “El Cine En El Diván” de Teodora Liébana, un interesantísimo libro que estudia los personajes y tramas de celebres películas desde una perspectiva psicoanalítica. Dividido en cuatro partes, la 1ra. Los orígenes: Narciso y el espejo, la 2da. El Complejo de Edipo, la 3ra parte Los Sufrimientos del Amor y por ultimo la 4ta. El Sexo y la Muerte, reúnen un inventario de sentimientos y aspectos de la personalidad humana que encarnan los míticos personajes del cine.

Esta es un fragmento perteneciente a “El Sexo y la Muerte” en su capitulo “el sadismo” dedicado a “La Naranja Mecánica” de Kubrick.

La Naranja Mecánica

Para el joven Alex (Malcolm Mcdowell), la manera de pasárselo bien es produciendo un daño en otros, como forma de demostrar que domina la situación y que los demás no tienen mas remedio que someterse a su voluntad. Incluso con sus colegas es así puesto que también se impone a ellos por la fuerza de la violencia, demostrando quien es el jefe.

Se diría que Alex se divierte colocando a sus victimas en situaciones de indefensión, en una clara situación de inferioridad y descargando su violencia sobre ellas con la ayuda de las drogas. Alex es un hijo que tiene atemorizado a sus propios padres, unos padres que no han ejercido ningún control sobre él. Creen en lo que les dice sin comprobarlo y sin sospechar nada, a pesar de que pesa sobre él la amenaza del correccional o la cárcel. Pero el no teme a nadie, no hay ningún tipo de autoridad sobre él, no respeta ni admira nada ni a nadie salvo la música de Beethoven, en concreto la novena sinfonía. Todo lo demás se lo salta a la torera, demostrando con ello el fracaso de la interiorización de las prohibiciones que atienden a las normas sociales. Lo mismo apalea ancianos borrachos que viola mujeres ante sus maridos, que deja paralítico a quien ha dado una paliza. Todo con un cuidadoso refinamiento y cálculo para no ser acusado de asesinato si la policía le detuviera. Hasta que un día ese cálculo falla y mata a una mujer. Entra en la cárcel y entonces empieza a entender lo que es estar en el otro lado por que toda la fuerza física que antes empleaba para reducir sus victimas, esta ahora para reducirle a él, todo el control que antes ejercía, lo ejerce ahora con él el aparato del Estado, el poder, privándole de libertad: ahora, el sadismo, el acoso sexual y las violencias las sufre él. Pero no por ello renuncia a sus fantasías que siguen siendo ultraviolentas.

Si sádica es su conducta, también lo es el tratamiento al que es sometido por las autoridades carcelarias, pues, para curarle de su comportamiento violento, le someten a una terapia para extinguir su conducta violenta. Para ello, le hacen contemplar escenas violentas sin que pueda cerrar los ojos. De esta manera, se queda sin la protección natural de la que disponemos para protegernos de las imágenes que nos hacen daño psicológico. Si alguna vez sobrepasamos el nivel de lo que podemos soportar, es el cuerpo el que reacciona de una manera primaria con las nauseas y el vomito, que sirven para expulsar lo que nos hace daño en la mente y expresar nuestro rechazo.


Sin embargo, este mecanismo de defensa no lo posee Alex y lo demuestra no solo no condenándolo sino disfrutando con tales imágenes. La angustia que no le provocan de forma natural, se la proporciona un medicamento que le inyectan, produciéndole nauseas y mareos. Esta situación de angustia queda asociada a la contemplación de las imágenes violentas, reproduciéndose mas tarde cada vez que Alex vive una situación de violencia. Como la música de la novena sinfonía suena mientras pasan las imágenes, también queda asociada a este proceso, produciendo los mismos efectos.

Alex queda incapacitado para realizar actos violentos y el tratamiento se considera un éxito pero ahora tampoco puede usar la violencia para defenderse si lo atacan, pues esta es la doble función que tiene la violencia en el ser humano.

Nos defendemos y atacamos fabricando el mismo tipo de respuesta, pero no toda la violencia esta al servicio del disfrute sádico. Por eso la cura del sádico tendría que ir encaminada a la reconducción de su pulsión agresiva y sexual para lograr que esa pulsión funcione con arreglo a las normas. Esto incluye, no solo obedecer las leyes sociales sino también aquellas que sirven para tener un funcionamiento mental en el que la prohibición del asesinato sea el límite a la violencia y la prohibición del incesto, el de la sexualidad.

En algún punto del camino del desarrollo de Alex, la pulsión sexual se puso al servicio de la pulsión agresiva, produciendo un sádico.